sábado, 10 de diciembre de 2011
La Hansa inició su dominio comercial sobre el Báltico gracias al control de la sal, producto indispensable para las pesquerías de arenques de la región. Más tarde comenzó a monopolizar los intercambios entre el Mar del Norte y el Báltico, comerciando con productos ingleses y holandeses (tejidos y especial) y mercancías bálticas (productos primarios). Pero desde 1400 la Hansa tuvo que competir con mercaderes ingleses y holandeses: tal es el caso de la pugna comercial de Lübeck contra Amsterdam y Rotterdam. La Hansa influyó sobre el urbanismo local (construcciones en ladrillo), sobre la vida religiosa de la región (cofradías) y sobre los más variados aspectos de la sociedad báltica.
Los mercaderes hanseáticos compraban en los mercados escandinavos hierro sueco, madera, pieles y pescado. Este último producto era el principal motor de las llamadas Ferias de Escania, articuladas en torno a la ciudad de Falsterbo. Esta localidad era en realidad un mercado estacional al que acudían cada año más de 10.000 visitantes entre hanseáticos, ingleses, flamencos y franceses. Cada nación obtenía del rey de Dinamarca una concesión territorial o vitte, en donde se levantaban campamentos y barracas bajo la protección real. La Hansa frecuentaba otras regiones como las islas de los estrechos daneses (Rugen, Mon, Lolland y Bornholm), Malmö, Trälleborg, Jutlandia (Aalborg, Viborg y Flensburg), Bergen (controlada por Lübeck), Oslo, Stravanger y Tonsberg (controladas por Rostock), la comarca de Wiek y Estonia (Dorpat). La presencia hanseática auspició la creación de algunas corporaciones de artesanos alemanes en los centros de intercambio más relevantes. Este es el caso del gremio de zapateros alemanes de Bergen (1330), del de artesanos germanos de Oslo o de las corporaciones artesanas de Tonsberg y Trondheim.
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