A continuación estableceremos una serie de rasgos característicos de la sociedad cretense.
Fue una civilización que disfrutó con
el arte y conoció la escritura. No fortificaron sus asentamientos, se
establecieron en las llanuras y en los lugares abiertos y
desprotegidos, construyeron palacios sin murallas y pintaron al fresco
sus paredes representando escenas de todo tipo, pero nunca bélicas; no
fueron colonizadores sino comerciantes, poseyeron una flota muy poderosa
formada por barcos de comercio y no por naves de guerra…
La civilización minoica puede ser de los pueblos
de la antigüedad, la más equitativa de todas, al menos durante sus
inicios hasta el minoico medio, según los pocos vestigios que podemos
utilizar para determinar esto. Su organización social en general nos
muestra que existía una cierta “elite“, un grupo más jerarquizado que otros la muestra más clara de ello son sus
palacios conjuntamente a los
objetos de lujo.
Se trata de una sociedad con fuerte especialización:
escribas, carpinteros, pastores, agricultores, armeros, escultores, lapidarios, vidrieros,
alfareros, orfebres, herreros, curtidores, tejedores, pintores, etc..
Poseían la escritura (tomada de otro pueblo o
desarrollada en suelo propio), divisible en tres etapas: jeroglífica, Lineal A y
Lineal B (este último sistema sólo de época micénica y para anotar ya la lengua
griega, es evolución del lineal A.
Escritura Lineal A
El liderazgo espiritual y material estaba en manos de una autoridad palaciega
(que parecía recibir el nombre de Minos) que estaba obligada a renovar su mandato cada
año, mediante un casamiento-rejuvenecimiento con la Gran Diosa Madre representada en la
gran sacerdotisa, celebración que sería sin duda de carácter neolítico y vestigio de
una sociedad matriarcal.
Cada familia poseía una parcela de tierra que trabajaba
para sí mismos y parece que los esclavos o no existían o lo hacían en una proporción
muy pequeña.