El Congreso de Viena fue convocado en 1814 con el objetivo de proceder al reajuste territorial de Europa. En él participaron las principales potencias, representadas por sus respectivos embajadores: Austria (Metternich), Gran Bretaña (Castlereagh), Rusia (Alejandro I), Prusia (Humbolt) y Francia (Talleyrand). España intervino superficialmente como potencia de segundo orden.
Su ideario se puede resumir en los siguientes puntos:
- El intento de restaurar el Antiguo Régimen, pretensión que no fue secundada por el Reino Unido.
- La idea de legitimismo que reafirmaba el origen divino del poder de los reyes. En virtud de este principio Talleyrand logró reponer en Francia a los Borbones en la figura de Luis XVIII.
- Éste sería considerado un monarca revestido de lícita autoridad frente a los que habían alcanzado el poder por el uso de la fuerza, caso de los revolucionarios franceses y Napoleón.
- La solidaridad entre los estados, lo que implicaba la cooperación mutua a través de una política común capaz de neutralizar los potenciales movimientos revolucionarios.
- La búsqueda de un equilibrio entre las cinco grandes potencias.
- Se configuró un nuevo mapa de Europa
En la reordenación de las fronteras, que habían sido alteradas por las conquistas napoleónicas, no se tuvieron en cuenta las aspiraciones nacionalistas, tampoco los derechos de algunos príncipes que habían sido despojados de sus tronos por los franceses en años precedentes.
Se impusieron los intereses de las cinco grandes potencias:
El Reino Unido, sin ambiciones territoriales concentró sus esfuerzos en conseguir el dominio marítimo.
Rusia obtuvo, entre otros, el control de gran parte de Polonia y la anexión de Finlandia.
Austria penetró en las italianas Lombardía y el Véneto e intentó mantener la preeminencia centroeuropea frente a Prusia.
Prusia recibió Renania, Sarre y Sajonia.
Francia, tras el "Imperio de los Cien Días" y el definitivo destierro de Napoleón en Santa Elena fue rodeada de "estados-tapón" con el objeto de evitar el posible renacimiento de su expansionismo. Entre éstos destacó el de los Países Bajos y Bélgica.
El nuevo mapa de Europa surgido del Congreso de Viena queda definido por:
Unión de Bélgica y Holanda en un solo reino: Países Bajos.
Italia continúa dividida y con presencia austríaca en Lombardía-Venecia.
Francia vuelve a sus fronteras de 1792, rodeada de "Estados tapones".
Gran Bretaña se ha anexionado el nuevo reino de Hannover y consolida plazas en sus rutas marítimas como Malta o las islas Jónicas.
Rusia obtiene la mayor parte de Polonia, y conserva Finlandia y Besarabia.
Alemania constituye una Confederación integrada por 39 Estados (se incluyen Austria y Prusia).
Prusia obtiene la Pomerania sueca, parte de Sajonia, y en el oeste de Alemania zonas de la Renania, el Ruhr y la orilla izquierda del Rhin.
Suecia se anexiona Noruega.
Dinamarca obtiene Holstein y Lavemburgo.
La Santa Alianza.
Fieles al principio de solidaridad entre reyes, los monarcas ruso (ortodoxo), austríaco (católico) y prusiano (protestante), que se consideraban a sí mismos reyes por la "Gracia de Dios", firmaron el Pacto de la Santa Alianza. Se trataba de un documento que, invocando los principios del cristianismo, pretendía sustentar las relaciones internacionales mediante una serie de máximas religiosas como la "eterna religión de Dios salvador". Inglaterra no suscribió dicho texto, pero promovió una "Cuádrupe Alianza" que se fundamentó en los siguientes extremos:
El compromiso de mantener estatus territorial vigente.
Extremar la vigilancia para detectar y sofocar las iniciativas revolucionarias liberales.
Celebrar periódicamente congresos o reuniones con el fin de actualizar las pautas a seguir.
Crear una fuerza armada lista para intervenir en caso de necesidad.
La Cuádruple se transformó en Quinta Alianza en 1818. Ésta incorporó a Francia como nuevo integrante e intervino en Nápoles y España (1823) con el objetivo de sofocar las experiencias liberales que estaban teniendo lugar en dichos países. Los aliados proyectaron incluso intervenir en América con el objetivo de restablecer la autoridad del rey de España en los nuevos estados independizados recientemente de ésta, pero se encontraron con la frontal oposición de los Estados Unidos de América cuyo presidente Monroe, en 1823, proclamando la política de "América para los americanos", dejó bien explícito su rechazo a cualquier tipo de intervención europea en el continente.
Aquí os dejo una hoja resumen: