domingo, 25 de septiembre de 2011
El imperio bizantino también heredó del romano su organización básicamente urbana. Las ciudades siguieron teniendo una gran importancia, mucho mayor que en Occidente, y conservaron sus funciones. Eran la sede de los obispados, de las instituciones de gobierno y del ejército.
También eran el centro de las actividades económicas. En las ciudades se concentraban los talleres artesanales y los mercados; por ejemplo, eran famosas las ferias de Tesalónica y de Éfeso.
Las ciudades bizantinas eran grandes y populosas, y en ellas construyeron suntuosos palacios los nobles y los mercaderes, y también fijaron su residencia muchos representantes comerciales de otros países. Los edificios más imponentes eran las iglesias y catedrales cristianas, que atraían a fieles de todo el imperio.
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