lunes, 24 de agosto de 2009
En las fachadas Oeste, entre 30º y 45º de latitud, se da un clima de verano seco y temperaturas suaves. Por tratarse de una zona de transición, se ve afectada alternativamente por las borrascas del frente polar y por los anticiclones subtropicales oceánicos, cuyo vaivén estacional determina un tiempo lluvioso y templado en invierno y seco y cálido en verano.
Este tipo de clima se da particularmente en los países ribereños del Mediterráneo, de ahí la denominación de clima mediterráneo, aunque también se da en la costa SW de Australia, en California, Chile central y en el SW de la República Sudafricana.
Durante el verano las perturbaciones del frente polar se trasladan a latitudes más altas y permiten a las células anticiclónicas situarse sobre sus costas. Y aunque se trata de aire húmedo, al ser descendente es estable y no produce lluvias; solo cuando choca con un obstáculo montañoso se producen ascendencias que provocan tormentas breves y locales. A esta escasez en las precipitaciones se unen altas temperaturas estivales, salvo en las franjas costeras (California, África del Sur) afectadas directamente por las corrientes marinas frías. En invierno se retiran los anticiclones subtropicales predominando la circulación del Oeste con el frente polar que ocasiona un tiempo inestable y lluvioso. Este mecanismo se inicia a principios de otoño y permanece hasta el final de la primavera, cuando el frente polar vuelve a ser desplazado por los anticiclones subtropicales. La mayor parte de las precipitaciones se produce en las estaciones intermedias -primavera, otoño- siendo menos importantes durante el invierno, ya que es frecuente que un apéndice del anticiclón continental se sitúe sobre estas zonas, dando lugar a un tiempo despejado y frío.
Este régimen requiere de las plantas que allí se desarrollan, sofisticados mecanismos de adaptación durante la sequía estival, mientras que la suavidad del invierno hace que esta estación no constituya un inconveniente importante para el desarrollo vegetativo. La formación típica es el encinar; cuando las lluvias son algo más elevadas aparece el alcornocal, que da paso a formaciones de pino albar y enebro en zonas de lluvias más débiles. Los bosques mediterráneos han sido prácticamente eliminados por la acción del hombre, degradándose sobre suelos calizos hacia una formación de árboles y arbustos que deja una parte del suelo desnudo -la garriga- y sobre suelos silíceos en una formación -el maquis- de pinos y encinas aislados con un sotobosque denso. Las condiciones favorables de esta zona hacen que siempre haya estado muy poblada y que la mayor parte de su suelo esté o haya estado en algún momento cultivado.
Los bosques están formados por árboles de hoja perenne (que no se cae en otoño) con pinos, encinas, algarrobos, acebuches, jara, tomillo … cuando el bosque es talado, o se ha incendiado aparece un matorral de especies espinosas llamado maquia o garriga. Fauna: el lince, liebres, corzos, halcones, águilas, buitres.
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