sábado, 2 de julio de 2011
Una vez embalsamados los difuntos y celebrados los funerales, el difunto debía presentarse ante el tribunal de Osiris, que juzgaba su vida terrenal. Para superar el juicio, se colocaba en la tumba un ejemplar del libro de los muertos, recopilación de reglas de cómo debía comportarse el difunto ante el tribunal. Si el difunto superaba el juicio, podía entrar en el más allá, donde reanudaba sus actividades cotidianas.
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